GENTRIFICACION DE COROCITO

COROCITO
GENTRIFICACION DE COROCITO

Explicación de Gentrificación


Gentrificación (del inglés, gentrification)  de acuerdo a Wikipedia, es un proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o barrio deteriorado y paupérrimo es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo a la vez que se renueva.

Capítulo I

Corocito desde mi ventana

Corocito desde mi ventana
No se ha terminado el estridente ruido de los bares de la Circunvalar cuando de repente y en medio de un estupor, entre dormido y despierto, casi sonámbulo, se escucha el cacaraquear de los gallos de Corocito, seguido por las campanas de la Iglesia de la Trinidad y el ruido de las carretas de los trabajadores de la obra de remodelación de la Carrera 12 Bis; yo lo llamo la finca en las nubes.

El apartamento está situado en el treceavo piso de Palma de Mallorca, es un apartamento pequeño, de 2 habitaciones y un baño, al cual nos hemos tenido que venir acostumbrando, para no causar una gran conmoción en la mañana.

Por la ventana Este, y desde mi cuarto, puedo apreciar los más hermosos amaneceres, eso es cuando apagan el gigantesco logo del Parque Arboleda, que como una súper luna llena alumbra cada rincón del apartamento, es entonces cuando puedo apreciar las tres Cárites: Aglaya (‘Belleza’), Eufrósine (‘Júbilo’) y Talía (‘Floreciente’) representadas en Venus, Marte y Júpiter en su eterna persecución a la diosa Selene.

Parque Arboleda
Voy a la cocina, me preparo un café, y con pocillo en mano puedo observar desde el costado Norte del apartamento y desde el ventanal de la sala, el humo de los fogones de leña, si de leña, es el despacioso amanecer del barrio Corocito.


COROCITO

Corocito es un barrio tradicional de Pereira, marginado por la pobreza de sus habitantes, los cuales habitan en paupérrimas viviendas y sobreviven bajo pésimas condiciones.  Mi mujer creía que las vecindades solo se veían en El Chavo del 8, pero en una caminata de reconocimiento encontramos casas donde cada habitación es el refugio de una familia entera.

El seudo-progreso del barrio tuvo su apogeo en los tiempos en que se hablaba de Ciudad Victoria y como sería reconstruido y transformado en un prominente barrio de Pereira.  Desafortunadamente, serían las nuevas administraciones, pero nunca pudo pasar de la frontera invisible de los puentes de la Carreras 9na y 10ma, refugio de ladrones y cuna del micro-tráfico, y terminó convertido en el corredor gastrointestinal de Pereira, repleto de ventas de arepas, empandas y toda clase de fritanga y comidas rápidas; bueno, lo digo porque a veces las frecuento.  Mi opinión personal es que con la construcción del Éxito y la momificación del edificio de UNE, como una torre de vigilancia carcelaria para que los pereiranos no crucen la frontera, terminó todo intento de progreso, pues los pereiranos se olvidaron de la ciudad por comprar chucherías y terminaron pagando sus tarjetas de crédito y sus cuentas de Internet y de teléfono.

El día en Corocito

En el transcurso del día Corocito se transforma en un pueblo, repleto de bares y cantinas, lleno de perros callejeros, gatos caminando en los tejados, y hasta gallinas poniendo huevos en los balcones; sin exagerar, hay un balcón rústico, a todo el frente del edificio, donde los habitantes esperan que una gallina ponga sus huevos para el desayuno.  Los techos de las vetustas casas, los cuales se utilizan para tender las ropas, están llenos de remiendos, cubiertos de tejas de barro, latas de aluminio y zinc, plásticos y hasta cartones adornan estas antiguas casas, cualquiera podría aseverar que un huracán pasó por este desolado paraje de Pereira.

La noche en Corocito

La noche en Corocito
En las noches Corocito se transforma en un pesebre con sus tenues luces amarillas que adornan las hileras de calles resquebrajadas por el tiempo y las cuales convergen en la plazoleta del parque, una rotonda olvidada por el tiempo, custodiada por el CAI de la policía y eclipsada por el brillo resplandeciente de la oficina de Apostar, como queriendo exprimir los agotados recursos de sus habitantes quienes dejan todo en manos del azar; es ahí donde comienza la larga fila de restaurantes que fusionan todos los más variados olores y sabores de la gastronomía vernácula, hasta terminar en el parque de la Rebecca y sus restaurantes gastro-pub.

Capitulo II

Corocito desde la ventana de mi imaginación

Para los que hemos vivido o visitado las grandes urbes, donde los rascacielos verdaderamente rascan el cielo, miramos con asombro las ciudades como Pereira, en donde hay mucho desperdicio de tierra.

Unas 2 semanas atrás, visité el Mirador de las Camelias, en el Alto del Nudo, y desde allá pude divisar el desarrollo inmobiliario de la ciudad: lo primero que noté fue el centro de la ciudad, con casitas de 1 y 2 pisos, todavía con techos de teja de barro, o pequeños edificios de 5 o 10 pisos; luego divisé muy pocos edificios medianamente altos como el Diario del Otún y al final pude apreciar todo el desarrollo inmobiliario alrededor de la Circunvalar y por último miré hacia cerritos y Villa Verde y llegué a la conclusión que somos una ciudad enana.

En la noche regresé  al apartamento y mientras miraba a través de mi ventana hacia Corocito, mis pensamientos retumbaban en mi mente “¿será cierto que somos una ciudad enana? ¿Tendrá algo que ver la fisionomía de los extranjeros en la altura de sus ciudades?, o ¿será que nuestros arquitectos son demasiado coloquiales y no pretenden sobrepasar la altura de la guadua?, o talvez ¿será que nuestra economía es pigmea? Sí, eso debe ser, nuestra economía carece de la hormona del crecimiento “VISION”, es una economía pigmea.

Luego me imaginé arquitectos gigantes, como Zaha Hadid, construyendo rascacielos enormes sobre Corocito, e integrando el arte con el diseño, los espacios y la luz, la movilidad con lo moderno, el paisaje con horizontes perdidos como los jardines Flotantes de Babilonia, una ciudad que pudiese ser el Wall Street colombiano, el Miami Sur Americano, el centro financiero del mundo; pero, de repente comprendí de que estamos en Colombia con una economía pigmea y todo se me derrumbó, como el SPACE en Medellín, estaba construyendo castillos de naipes.

Capitulo III

Corocito desde la ventana de mi corazón

Luego de haber comprendido que Pereira es un pueblo grande, no una urbe, llegué a la conclusión de que lo mejor que se puede hacer con Corocito es convertirlo en un lugar turístico, algo así como: el Pueblito Paisa en Medellín, el Corralito de Piedra de Cartagena, el Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá, o el Chapinero Bogotano.

Después lo imaginé con un hermoso “Promenade” en la rivera del Otún, llamado “EL GRAN CAÑON PEREIRANO”, un lugar familiar, repleto de sillas para los turistas, con ciclo rutas, parque para mascotas, senderos peatonales y mucha arborización, como queriendo repeler el aire hostil de las fábricas de Dosquebradas; cuando, de repente, me despertó de mi estupor el gran alboroto de las campanas de La Trinidad, y fué entonces cuando comprendí que a Corocito no lo salva sino un milagro.

Conclusión

Gulliver en el país de los enanos

A diferencia de los Liliputienses que fueron salvados por Gulliver de la invasión extranjera; en Corocito se necesita un gigante extranjero que nos invada (inversión extranjera), y que pueda hacer crecer el barrio mejor situado de Pereira, la cabecera de la ciudad, la joya de la corona, la verdadera Perla del Otún; pues viéndolo desde mi ventana, no hay otro barrio mejor situado y listo para la gentrificación que Corocito.

John Mejía

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